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¿Por qué es Facebook tan adictivo? «Miro este vídeo y lo cierro» «Respondo a este mensaje y me voy» «Miro el perfil de fulanito y lo dejo» «Hago este test y no miro más» Sin embargo, seguimos pegados a la popular red social hasta que la madrugada nos encuentra muertos de sueño.
¿Te suena esto? Seguro que sí porque en mayor o menor medida nos sucede a todos lo mismo y ni qué decir lo que sufrimos cuando por algún motivo nos cierran la cuenta. Lo cierto es que Facebook conoce el funcionamiento de la mente humana y basa en este conocimiento su estrategia para mantenernos enganchados a su red.
Y no solo Facebook, por supuesto, todas las redes sociales se diseñan para animarnos a no dejar de ver sus contenidos. ¿Sabes cómo se llama esto? Bucle lúdico.
¿Qué es el bucle lúdico y por qué nos hace felices?
Se trata de una técnica muy utilizada en las máquinas recreativas que se viene aplicando en todas las redes sociales, especialmente en Facebook.
El objetivo del blucle lúdico es que hagamos el mismo movimiento una y otra vez porque de tanto en tanto obtenemos una recompensa gratificante a los sentidos. De esta forma ganan nuestra fidelidad y pueden mostrarnos una mayor cantidad de publicidad.
Este mismo efecto nos lo producen las máquinas tragamonedas, tan predecibles y tranquilizantes, cuando nos decimos: «una más y lo dejo». Lo que sentimos es una sensación de satisfacción interna debido a una descarga de dopamina cuando recibimos la notificación o ganamos un premio.
¿Cómo funciona el bucle lúdico?
Nuestro cerebro disfruta con las recompensas y poco a poco va haciéndose fan de ellas, para decirlo en términos de red social. La clave son los estímulos que, al aparecer, ayudan a que esta conducta se despierte en nosotros.
El botón “me gusta”, recibir una notificación aunque no sepamos de quién es, el aviso de que tenemos un mensaje de un amigo o simplemente, la promesa de que el siguiente vídeo nos va a interesar, hace que no queramos cerrar la aplicación, pues nuestro cerebro se siente a gusto y reconfortado en la repetición del mismo gesto que llevamos horas haciendo.
Quienes diseñan las redes sociales o cualquier tipo de juego, el Candy Crush es un buen ejemplo de ello, conocen estas expectativas de nuestros cerebros y nos animan a continuar jugando con la promesa implícita de que al final obtendremos la tan ansiada recompensa.
El placer y la tranquilidad de nuestro cerebro
Las fotos, los vídeos, los sonidos y movimientos apasionantes de los juegos, todo consigue captar irremediablemente nuestra atención y darnos esa cuota de felicidad y de tranquilidad que muy a menudo nos hace falta.
Este bucle de recompensas continuadas pone a nuestro cerebro en una posición estable y cómoda que permite evadirnos y olvidarnos de los problemas y del estrés del día a día. Lo curioso es que estamos tan felices que no nos detenemos hasta que algo nos quita de ese estado: una llamada a comer, un amigo que viene a visitarnos, un cliente que nos obliga a dejar el ocio y ponernos a trabajar.
Sin embargo, es posible romper con este bucle lúdico que nos mantiene pegados al móvil y elegir cuándo y cómo queremos entrar a Facebook (o a cualquier otra red social) o jugar a nuestros juegos favoritos. Tal como nos lo cuenta el profesor de la Universidad de Nueva York, Adam Alter en su libro «Irresistible».
Ahora que conoces la existencia del bucle lúdico, ¿te identificas con él? ¿qué sensaciones experimentas cuando entras en Facebook o cuando disfrutas de tu juego favorito?
¡Compártelas con todos nosotros en los comentarios! Seguro que nos ayudan a entender un poco más cómo funciona nuestro cerebro y qué cosas nos hacen más o menos felices.